sábado, 13 de marzo de 2010

Más allá de los límites. Adendum


Más allá de los límites sigo estando yo. Y no por necedad, temor, o conformidad. Es porque a dónde vaya, al final, sólo iré conmigo. En la pasión más arrolladora, en la alegría más plena, en la compañía más reconfortante. No es pesimismo, es honestidad. No se me puede amar, si se me pide que abandone mi pasado. Es lo que soy, lo que me hace ser. No es quedarse fijado al pasado, cargar las penas pasadas, estacionarse en los conflictos, pero no cometas el error de simplificar demasiado. 

El pasado y sus efectos no pueden borrarse o ignorarse por decreto. No son como la televisión y cambiarle el canal y olvidarse. Eso si sería muy ingenuo. Viven con nosotros, hay que transigir con ellos. En el fondo soy honesto. Yo reconozco las marcas que me han dejado en el pasado. Pero hay quienes no y con estos, los desmemoriados, los que desdeñan su pasado, los "sin-historia" se complica cualquier relación. 

A mi no me engañan. Su pretendida libertad es sólo eso, pretensión, buena intención. ¿Qué es más fácil, avanzar por la vida sin preocupaciones, porque nada es lo suficientemente importante, o conscientes de la riqueza de enseñanzas del pasado avanzar cada paso hacia el futuro viviendo en libertad? Ah! Pues si, la libertad es hija del pasado, no del futuro. La libertad dá miedo. Fromm-sensei, bien lo dijo en su libro El miedo a la libertad: se requiere de una experiencia de soledad previa a toda experiencia de libertad, siendo este apego profundo a las estrecheces de pensamiento, comodidades materiales y conformidades morales, lo que revela que esa pretendida libertad que muchos ostentan es todo menos libertad, porque en realidad nada de eso han elegido y la evidencia está en  dos hechos: primero, que necesitan ostentar y promocionar tal libertad, que les sea reconocida como tal, y eso no es libertad es vanidad;  segundo, que se quedan mudos, molestos o peor aún, cínicos y violentos cuando se les pide den respuesta de tales pensamientos, comodidades y conformidades. ¿Y eso por qué sucede? Porque queda al descubierto su pretensión.

¿Y que qué tiene que ver la responsabilidad con el pasado? Todo, los hechos de los que nos hacemos responsables hoy, siempre están en el pasado. Es una cuestión de honor y lógica. La cuestión no es sólo darse cuenta, es asumir. Asumir.

¿Cómo ser libre si nunca se han confrontado las marcas del pasado? ¿Cómo ser libre sin haber cuestionado las propias ideas? más aún, ¿Tienes ideas propias? ¿Has peleado por lo que realmente eres? ¿Te ha costado serlo? ¿Le has sido fiel con todas las consecuencias? Entonces, ¿cómo hablas de libertad y peor aún ¿cómo, a la luz de todo esto, te atreves a cuestionar la mía?! 

Si no hay respuesta, una vez más no hay responsabilidad.
Mi pecado es darme cuenta, mi redención asumirlo.

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