jueves, 7 de enero de 2010

El arribo a la adultez



Ciertas almas parecen siempre estar solas. Las puedes ver reír en una fiesta, brincar en un concierto, discutir apasionadamente un punto de vista, crear versos que traspasan el corazón, las verás en medio de un estadio lleno, pero siguen estando solas.


Y se sienten muy solas. Ellas le hablan a la luna, que es la única con la fortaleza suficiente para sostener su corazón y abrirle completamente sus sueños, pasiones y deseos. Tan fuertes son todas ellas.  Persiguen sus sueños con febril emoción, con infantil inocencia, con excitante libido, son un abanico abundante de inteligencia, sensibilidad y ternura. Pecados en el mundo machista, como señalamos días atrás. Por ello fácilmente puede sentirse heridas, incomprendidas, fuera de lugar o que no encajan con el entorno, lo que no es tanto problema. El entorno que hemos creado los humanos difícilmente es  compasivo con nadie, a menos que pierda su identidad y se amolde a sus exigencias. Ya Marx había llamado a eso enajenación cultural. Y si a algo le temen estas almas solitarias es a eso, a perder su identidad, a ser enajenadas de sí mismas.


Es tan díficil para estas almas la vivencia emocional, la vivencia de sí mismos, pues en verdad que muchas veces se hallan solas frente a las decepciones, las mentiras, las iniquidades, las ausencias, las pérdidas. Sin un otro que coincida en su vivencia del mundo ésta fácilmente se desborda, inunda toda percepción y termina por causar más angustia de la necesaria. Algo que no padecen (pero que en secreto anhelan) los hombres machistas por ejemplo, lisiados y amputados de su sensibilidad y vivencia emocional. Algo que no padecen los narcisistas, al menos no así, pues ni siquiera les preocupa la presencia de otros, salvo para considerarlos culpables de todo lo malo que les pasa y dirigirles su odio y su venganza. Algo que no padece la gente real, pues no suelte tener emociones reales. 


Por eso qué hermoso es cuando estas almas encuentran --y coinciden-- con otra alma solitaria.  En sin duda un evento designado cósmicamente. Algo que sólo entre estas almas se entiende. El gozo, el júbilo, la alegría, la esperanza, la fe, el valor, la plenitud, del almas de por sí plenas, que sienten es avasallador, (las personas normales suelen huir en estos casos, o solo quedarse embobadas con su resplandor sin atreverse a tocarlo). Pero, en igual proporción, no hay tragedia más grande que cuando sus ilusiones se malogran y sus fantasías terminana frustradas. En estas ocasiones pueden rodearse de un manto de oscuridad para protegerse, para alejarse del dolor, y son temibles en tales momentos, pero no son demonios, sino almas poderosas redefiniendo sus límites.



No, de ningún modo esta es una apreciación fría y distante, vista por algún científico que nunca ha vivido tal torrente de emociones. Mucho menos una calculada ironía burlona y mordaz. Muy por el contrario. Pues entre esas almas solitarias esta la mía. Por eso, no creo que sólo la Luna sea capaz de comprender y compartir tus emociones, y de ningún modo considero futil o innecesaria la pléyada de emociones a veces contradictorias que significa vivir el mundo desde tan singular mirada.


En este, mi arribo a la adultez, observo esperanzado que la fantasía, la magia y los sueños, --el aire que respiro--, siguen aquí conmigo, que no hay por qué renunciar a ellos, pues son mi mirada y mi ser en el mundo; que las pasiones vuelven a dirigir mi vida, pero que no me pueden chantajear ni ellas ni con ellas;  que la espontaneidad y la intución son mis mejores compañeras de viaje; que las tentaciones de la desesperación ya no me engañan tan fácilmente y que estoy solo y abierto para lo que me traiga la vida, en libertad y habiendo sabido sobre la soledad. Abro mi corazón, sin ingenuidad, pero con honestidad, sin segundas intenciones, lectura entre líneas o letras chiquitas. El mensaje es simple: estoy aquí, nunca me fui, sigo deseando.


Si la Luna es la única que puede comprendernos, hablémosle más a la luna, sin amarguras ni rencores, sino con sencillez y compasión, (suficiente daño hace el mundo para ayudarle nosotros con ello) y oíremos nuestro mutuo llamado. No tenía idea de todo lo que le has dicho a la luna, apenas hoy lo supe. Nunca dejarán de sorprenderme las coincidencias. En la distancia no dejamos nunca de estar unidos por tanto sentimiento. Incluso en caminos distintos. Esa es nuestra magia.  Es un hecho claro y contundente, que no se puede negar y que no tengo ningún temor de aceptarlo, todo lo contrario, es algo de lo que me siento orgulloso, feliz y responsable.


La pregunta es qué pasará ahora. Yo he tomado mis decisiones y tú las tuyas, siguiendo los caminos de la realización de nuestro destino. Con aciertos y con errores, somos humanos. No hay nada que reclamar en ello. Por mi parte creo que sigue siendo el mismo camino, es sólo un tramo nuevo. Inicia un nuevo capítulo en la historia.  Y quiero que estés cerca en este nuevo camino. Con la mente clara y el corazón abierto. Estoy sorprendido de cuánto he esperado este nuevo inicio. Así que solo me queda esperar tu respuesta, y cualquiera que esta sea, que te quede claro, siempre contarás conmigo.

No hay comentarios.:

Feed the Fish

Help Wikipedia

Wikipedia Affiliate Button