No hay en el mundo tal belleza
que asi traspase mi corazón,
sólo las olas del mar lejano
me crean tal impresión
Miro a estos campos y recuerdo
recuerdos de demasiadas vidas
pasadas, presentes y futuras
danzando pasiones vividas
en remotos tiempos y lugares
en tantas vidas y personajes
amores y dolores singulares
incontables, inefables, inolvidables
Tristeza la más pura,
sin rencor ni arrepentimiento
más allá de la congoja
forma misma de ver el mundo.
Lágrimas de mi corazón brotan
al ver la Magia del Viento
sacuden mis pretensiones y fingimientos
me dejan desnudo, expuesto
a mi propia y legítima congoja.
La dignidad a través del dolor retorna
como la espada a golpe de herrería:
solo así su temple forja.
Llévame viento como a estas espigas,
llévame a Valinor
al descanso de los Dioses
junto a los Dos Árboles.
Mar de amor, mar amigo
que aquí está y no se ha ido,
que es fiel y que es testigo
de lo mucho que he querido...
Alejandro de Andúnië
*La dedicatoria al final del video no es mía, sin embargo...
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