lunes, 12 de julio de 2010

Pausa en la Lluvia

 

Cerca de media noche. Reina una inmensa calma. Sólo el croar de las ranas interrumpe el casi inaudible susurro de la lluvia más suave que pueda recordar. Ahí estoy en esa esquina. Esquina de mis recuerdos de mis fantasías. Esquina triste, medio derruida, pero esquina que encuentro lo más hermosa, la más querida. No hay casi ningún recuerdo especial con que asociar tal esquina. Siempre me ha parecido maravillosa que esa esquina este ahí, simplemente del otro lado de la calle, justo enfrente del aljibe. Cual proa de un barco, cual balcón en desfiladero, cual cabús del tren. Ahí el último farol remanente de los viejos tiempos mantiene su callada y denodada lucha contra el olvido, la indiferencia de la gente y la oscuridad. Ahí vi la Lluvia más hermosa. Ahí he hecho una pausa. No más reflexiones, no más análisis, no más carencias, no más extrañar a los que difícilmente me extrañan, no más abandono de mí mismo por estar en pasiones imaginadas, no más nostalgias de lo que no ha sido. Ahí sólo estuve yo conmigo. Nada me hizo falta...

Sigo en pausa. Quizá se extrañen entradas en esta bitácora Hacia el Occidente. Habrá más, por supuesto que las habrá, pero por el momento habrá una pausa, una Pausa en la Lluvia. Gracias.

1 comentario:

Iván Said Moreno Escandón dijo...

Siempre me dejas impresionado, que hermosa entrada has escrito, como siempre remueves algo en mi, es un placer leerte!

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