lunes, 13 de septiembre de 2010

Mi Bicentenario

Yo si tengo algo que celebrar. Si bien el ánimo de muchos, no hay motivos para celebrar estos 200 años, yo encuentro motivos para si hacerlo. Con este mismo post se completan 200 entradas originales en esta Bitácora durante mi viaje Hacia el Occidente. Y han sido 200 momentos de gran intensidad, ninguno de ellos se ha dado fácilmente y todos han costado su cuota de pasión, dolor, alegría, sabiduría e inocencia.

Me maravilla ampliamente esa cifra, pues implica un enorme esfuerzo emocional y místico haber alcanzado tal expresión contundente de otras tantas interminables experiencias. Ahí quedan, ahí están, testimonios destacados de una sensibilidad alerta y observadora. Mi destino asi se ha cumplido en una parte, pues son pasado, presente y seguramente, porvenir.

Son referencia, norte espiritual, que me guía entre las numerosas mareas y tempestades del mundo. Han sido un crecimiento constante y un símbolo de un interior más profundo que los mares. Incita al temor reverencioso, pero también a la curiosidad lúdica y amorosa que transforma y eleva.

También son prueba de liberación, son manifiesto de ideal de emancipación del espíritu de la tiranía de las falsas morales sociales, de los discursos marcadológico-necrófilo del consumismo, de las falsas racionalidades instrumentales y de la discapacidad emocional machista. Faro de humanismo racional, último reducto del pensamiento liberador frommiano.

Vayamos pues, por otras 200 entradas, que sigan siendo lo que son conquistas contra el miedo y la soledad, privilegio de la razón y el corazón y esperanza para quien así le sirvan. Es nuestro destino.

El Occidente aún luce tan lejano...

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