Los cielos de la noche guardan insondables secretos y numerosos enigmas, sin embargo para la mayoría de la gente son simplemente un evento más en la cotidianidad. Pero, he ahi que algunos buscan en este manto oscuro de innumerables resplandores plateados las señales de su destino.
No, no me estoy refiriendo al zodiaco, (del que hablaremos en otra ocasión), sino a aquellos exploradores de presagios misteriorios en sus más profundas intuiciones, verdaderos exploradores de lo inmenso, lo eterno, lo fundamental.
Poca gente cree que esta sea una actividad digna de dedicarle demasiada atención, que son actos pueriles y mejor deberíase ocupar ese tiempo en estudiar la formal ciencia de la astronomía, que si bien es una ciencia, es fría y calculada y pierde la cualidad apasionada de lo artesanal, porque,mirar a las estrellas es un arte: hay tanto de uno que poner cuando se mira a las estrellas...
Las estrellas saben que las observamos, que seguimos su danza celestial y se ufanan (cómo no podrían hacerlo) de que les prodigemos tal atención. Pero se les estruja el corazón, a las estrellas, cuando los humanos ponemos nuestra alma en entender sus mensajes, y más aún cuando son mensajes del amor que desde otro punto del globo alguien más esté enviando en su mirar a las estrellas. Corrijo entonces, a las estrellas también se les estruja el corazón cuando no podemos entender su labor de intermediarias del corazón.
Así pues, cuando alguien realmente pone su corazón en observar a las estrellas, no sólo las mira, las llega a escuchar y si lo hace, oh gracia divina, recibirá el mensaje que tan afanosas las estrellas nos traen de otra alma que mira al cielo. Así pues, a observar más el cielo, ahi, si miras con el corazón están los mensajes más profundos del ser interior.
No, no me estoy refiriendo al zodiaco, (del que hablaremos en otra ocasión), sino a aquellos exploradores de presagios misteriorios en sus más profundas intuiciones, verdaderos exploradores de lo inmenso, lo eterno, lo fundamental.
Poca gente cree que esta sea una actividad digna de dedicarle demasiada atención, que son actos pueriles y mejor deberíase ocupar ese tiempo en estudiar la formal ciencia de la astronomía, que si bien es una ciencia, es fría y calculada y pierde la cualidad apasionada de lo artesanal, porque,mirar a las estrellas es un arte: hay tanto de uno que poner cuando se mira a las estrellas...
Las estrellas saben que las observamos, que seguimos su danza celestial y se ufanan (cómo no podrían hacerlo) de que les prodigemos tal atención. Pero se les estruja el corazón, a las estrellas, cuando los humanos ponemos nuestra alma en entender sus mensajes, y más aún cuando son mensajes del amor que desde otro punto del globo alguien más esté enviando en su mirar a las estrellas. Corrijo entonces, a las estrellas también se les estruja el corazón cuando no podemos entender su labor de intermediarias del corazón.
Así pues, cuando alguien realmente pone su corazón en observar a las estrellas, no sólo las mira, las llega a escuchar y si lo hace, oh gracia divina, recibirá el mensaje que tan afanosas las estrellas nos traen de otra alma que mira al cielo. Así pues, a observar más el cielo, ahi, si miras con el corazón están los mensajes más profundos del ser interior.
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