jueves, 27 de enero de 2011

No sé si ya observaste



Cuán cercana la mirada
cuán cercano el aliento
a pesar de la distancia
nunca lo sentí más cierto

Gloria infinita de arcanos dones,
sabiduría ancestral y eterna,
solo tú sostienes corazones
gracias a ti por estas pasiones

Miro en lontananza y amanece
todo es igual, pero diferente
y el milagro del nuevo día aparece,
estás tú, ahora todo es coherente.

No puedo dejar de pensar
que este encuentro es un milagro
es un designio, no un azar,
es la fe que lo ha logrado.

Es la realización de un deseo,
un muy profundo anhelo,
que no puede ser ya negado,
testimonio fiel y honrado.

Cuántos secretos hemos revelado,
cuántas suspiro no hemos ya dado,
mucho más hemos compartido,
que con muchos que están al lado.

Nada ocurre porque sí,
por ello me siento honrado,
pues tu presencia y tus detalles
son divino regalo.

No se si ya observaste
este cotidiano milagro
de compartir al menos un minuto
con lo mucho que has pasado

No sé si ya observaste
que el pensamiento adivinamos
que los gestos acertamos
y la belleza alimentamos

No sé si ya observaste
que la pasión nos ha guiado
que el deseo nos ha elevado
del cuerpo hemos gozado.

Y más allá, aun perdura,
la gentil mirada y la presencia clara
de tu alma y la mía, que contra toda ironía
se encuentran cada noche y se hacen compañía.

¿Es o no milagro? ¿es o no designio de los astros?
Juzga tú, con el corazón en la mano,
y siente lo que tu propio deseo ha logrado,
vencer ahi donde tantos otros han claudicado:
Creer en el amor y llevarlo a cabo.

Eso, eso sí es un milagro...

Señor mío (fragmento)



Pedirte, señor, quiero
de mi silencio perdón,
si lo que ha sido atención
le hace parecer grosero.

Y no me podrás culpar

si hasta aquí mi proceder,
por ocuparse en querer,
se ha olvidado de explicar.

Que en mi amorosa pasión

no fue descuido, ni mengua,
quitar el uso a la lengua
por dárselo al corazón.

Ni de explicarme dejaba:

que, como la pasión mía
acá en el alma te veía,
acá en el alma te hablaba
.

Sor Juana Inés de la Cruz

viernes, 21 de enero de 2011

Si tengo miedo... pero también tengo Fe.

Ni qué decir, este es el momento para esta canción. 



Si tengo miedo, tengo miedo
Si el universo no es perfecto me da igual
Se que a tu lado lo será
Y si te pierdo, si te pierdo
Te buscaría por cielo, tierra y mar
Hasta poderte encontrar

 
A veces pienso que sí
A veces siento que no
Y si me cuesta dormir
Cuando me falta tu amor

Porque yo, te quiero cada día más
Con tu amor, soy acuarela de color
Tú y yo no somos como los demás
No entienden nuestra realidad, pronto la suerte hablará
 

Te llevo dentro, tan adentro
Siento que me falta el aliento si no estás, se que suspiras por igual
Y con el tiempo, con el tiempo

escribiremos nuestro cuento sin final
Sé que mañana volverás

 
A veces pienso que sí
A veces pienso que no
Y si me cuesta dormir
Cuando me falta tu amor.

jueves, 20 de enero de 2011

Todos mis yos posibles



Para seguir avanzando necesito de todos mis yos posibles, los que fui, los que soy, incluso de los que seré. Porque he sido muchos yos y porque siempre he sido el mismo. Pero ha habido momento en que llevado por ciertos deseos fragmenté mi yo al centrarme y prestar atención sólo a uno, o algunos de ellos. Los demás quedaron apartados. Definitivamente no fue buena decisión, pero los humanos tomamos a veces decisiones con poca o ninguna prudencia y más bien presa del qué dirán, del temor al abandono o la ambición de poder, ignorando que eso que deseamos no tenga que ver con lo que realmente somos y estamos apartando. 

Así, he llegado a un punto del camino en que no puedo avanzar si no reúno a todos mis yos posibles. No puedo seguir incompleto. Intentando llenar esas incompletudes con otras cosas: dinero, poder, falsos amores, información, etc., cuando lo que a todas luces me hace falta es estar conmigo mismo. Dejar de estar fragmentado. Es hora de reunir al intelectual, al emocional, al erótico, al hedonista, al racional, al artista, al soñador, al frívolo, al temeroso, al líder, al preocupón, al hogareño, al solitario, al desordenado, al arquitecto, al compañero, al astuto, al ingenuo y al yo-niño, al que le hace tanta falta que lo le diga: yo estoy contigo. 

Porque ahi adelante está la puerta que me llevará fuera de este laberinto. Ahi está la puerta sin candado ni llave, pues mi sola mano es la llave. Pero no me puedo acercar. Delante de la puerta una sombra oscura y terrible se levanta amenzadora. Es la suma de todos mis miedos, es la suma de muchas cosas del pasado que fueron abusivas e intolerantes, es la parte más oscura de mi ser. Pero debo seguir adelante, quiero salir adelante! Y para ello requiero reunir a todos mis yos posibles, todos son necesarios, todos son yo y me necesito completo para enfrentar a la Sombra. Y todos tenemos miedo y duda, sobre todo el pequeño, pero ahi junto a él viene la verde chispa de la esperanza, la realización de sus sueños y sus deseos aguardan tan solo cruzando esa puerta. 

Así pues, reunamonos todos, todos juntos, todos conmigo, no estamos solos! Ven mi niño y tomados de la mano enfrentemos a la sombra y derrotemos al miedo, que vuelva a su lugar de fiel compañero y vigía del peligro, pero no de amo y señor que paraliza nuestro camino. Ven mi niño, yo estoy contigo, yo que te quizá te abandone en la prisa por crecer, en el deseo de ser reconocido como adulto y no hice caso a tu llamado. Ven, somos uno solo, adulto-niño, soñador y racional, emotivo y sensitivo, deseante y racional, ambos encontraremos el equilibrio y no nos dejaremos ya nunca más. Ven comnigo, no seas mas presa del temor de ser abandonado no ser querido por quien eres tal cual. No más búsqueda de cuadros vacíos que no pueden amar. Unidos una nueva forma de amar -y de amarnos-, nacerá. 

Ven avancemos todos juntos, todos los talentos reunidos, no más competencias inútiles entre nosotros, todos somos uno mismo. Vamos, con fuerza, con fe, la puerta ya esta cerca, veo un brillo, una luz, está muy cerca, oh Dios, aquí es donde todo incia...


domingo, 2 de enero de 2011

La pregunta sagrada



Muchos han hablado de momentos críticos en la existencia de todo ser humano. Momentos que marcan el devenir de su historia, que configuran su destino y alteran su presente. Son momentos fundacionales, constituyentes. No se podrían señalar determinados momentos para todas las personas, sería imposible, pues cada persona podría encontrarse en el mismo momento que para otra fue fundacional y no serlo para ella.  Estos momentos pueden tomar diversas formas y circunstancias, pero hay una serie de estos que son particularmente importantes y toman la forma de una pregunta.

No es cualquier pregunta, es una pregunta cuya sola enunciación tiene tintes verdaderamente solemnes, evoca, invoca y convoca al presente, pasado y futuro de la persona. Su pronunciación es harto complicada, a veces muy dolorosa, pero siempre definitoria. El pronunciarla no debe nunca pasar desapercibido ni ignorarse si se está en presencia de tal pronunciamiento. Es un acto donde todo el ser se aparece y se hace presente, es una especie de apoteosis del existir. Pero dado que una pregunta amerita respuesta, en este caso la respuesta es vital para el individuo en cuestión. En esta respuesta se juega la identidad del ser. No puedo dar ejemplos de estas preguntas, cada quien sabe en su corazón cuál es una gran pregunta en su vida. Pero estas preguntas no son hechas a ningún interlocutor terrestre, de ser así no son de las que hablamos aquí, son dirigidas hacia la vida misma, por lo tanto son sagradas. 

Las preguntas sagradas definen la vida, independientemente de si se logra obtener respuesta o no, pues en la búsqueda de tal respuesta se emprenden las grandes jornadas de la vida, general angustia, dolor, pero también fe, fuerza y esperanza. Generan carácter, son constitutivas, fundamentales. Las preguntas sagradas se formulan hacia uno mismo y hacia la vida. Nos acercan a nuestra esencia o nos pierden de ella. Son un evento cósmico. 

¿Ya sabes cuál es tu pregunta sagrada?

sábado, 1 de enero de 2011

La Fe en la Magia



La fe es un concepto que inevitablemente se ve unido a nociones religiosas. No es de extrañar ya que ha sido un concepto de dominio casi exclusivo de las distintas religiones. Sin embargo, la Fe es algo que vas más allá, es inherente a lo humano y por lo tanto, parte de su esencia, ha tal grado que se puede ser una persona de profunda Fe, sin tener religión. 

La fe es una forma particular de creer, lejos está, aunque para algunos confusos la ven igual, de la superstición, el fanatismo, la dependencia o el dogmatismo, nada pudiera estar más lejos de la fe que estas formas de dominación e irracionalidad. Ah! si, lo olvidaba la Fe es una cosa racional. Ciertamente aquí seguramente ya entré en conflicto con más de uno, pues dos premisas acerca de la Fe han sido establecidas aquí y no dudo causarán indigestión a primer contacto: la fe no necesariamente va unida a la religión y la fe es racional, lo opuesto es un continuo que va del dogmatismo al fanatismo, como ya se dijo. Disminuyamos la indigestión.

La Fe es el hecho de creer en lo que es y en lo que se es. Es de hecho, una habilidad-capacidad, cuyo origen, como el de las pulsiones, se pierde entre lo somático y lo psíquico. La fe es pues, una actividad, un hacer, más que un sustantivo. La fe de este modo sólo puede deducirse por su actuar. Cuando un niño que está aprendiendo a caminar se dirige hacia su madre, tiene fe en que esta no lo dejará caer, existe confianza en que ella responderá, la semilla de la confianza es la fe. Esta Fe es primordialmente una fe en uno mismo. En que la continuidad de eso que llamamos YO seguirá a través del tiempo. Sin esa Fe en la propia identidad dejamos de avanzar y nos sentimos perdidos. No hay manera de continuar sin fe en uno mismo. Y sin esa fe no se puede tener fe en los demás. La semilla de la desconfianza y el odio es la falta de fe.

Ahora, cuando la fe es quebrantada por los adultos alrededor del niño, a través del abuso, la humillación, el abandono o el maltrato, la necesidad de creer en algo no es abandonada, pero si torcida, quebrada, alterada, y se llega a creer que el mundo es un lugar cruel, un lugar donde o atacas o te atacan y se instaura la ley del más fuerte. Curiosa realidad, pues se tiene fe en esa ley, se cree que las cosas son así, y eso es pues una forma de fe, la irracional. Y es irracional porque fácilmente deriva en sumisión al poder o búsqueda obsesiva por el mismo. Al no tener fe en uno mismo, en lo semejantes o en la vida, lo que queda es la fe en el poder y el control, o en los tiempos más oscuros y terribles, en la muerte, como ocurre con cierto culto siniestro en nuestro país. Fe en el poder porque se cree que con el se pueden controlar las desgracias y se puede acceder a los placeres y evitar el dolor. Nada más falso, pues esta fe en el poder lleva a la destrucción progresiva del ser y de los demás, es sumamente peligrosa, al ser irracional no reconoce límites, derechos, leyes ni dignidad humana. Triste y paradójico que la búsqueda de la fe, de algo a que tenerle fe, lleve a la destrucción de ello. La maldad es pues, la ausencia de fe. La oscuridad entonces lo invade todo.


La fe entonces es fundamental para la vida, para el amor y la libertad. Pero no cualquier fe, sino la fe racional, la que está basada en la comprensión, aceptación y disfrute de la realidad. De lo que es, sin despreciar lo que puede llegar a ser. La fe racional utiliza los poderes creativos del hombre, en el arte, la ciencia, la vida diaria, es el arte de la vida misma. Muchas culturas y tradiciones filosóficas en todas partes del mundo y un todas las épocas han dicho lo mismo, en otras palabras. Ni que decir que amar es un acto de fe, el más especial de todos. Tener fe, realizar actos de fe, es inherente a la naturaleza humana. Nos hace ser lo que somos, confiar en la vida y en los demás. Perder la fe es iniciar la destrucción de la vida. Pues ante la vida siempre hay que dar una respuesta. Sembremos la semilla de la fe y recojamos el fruto de la vida: el amor. Mi deseo para el año nuevo.

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