Cada vez más el mundo se ve de forma menos directa. Cada vez más vemos el mundo a través de numerosos dispositivos que paradójicamente nos acercan al mundo de forma más inmediata pero más indirecta, menos real y más virtual. De este modo muchos de nosotros que quizas nunca llegemos a tener los medios para viajar a varias partes del mundo lo hemos conocido por medio de algún medio: un estoico atlas fortuito en la biblioteca familiar o alguna enciclopedia en la escuela. Hojear para muchos de nosotros fue sin duda el primer contacto con el mundo que ha sido y que es. Luego están las películas y los documentales en la televisión. La caja de bulbos ha evolucionado para acercarnos en alta definición los detalles que teniamos acceso cuando nos eran relatados por algún afortunado que ya había estado en el lugar.
Y hoy con al advenimiento de la era de la información nos acercamos al mundo de forma más personal y más sofisticada, pero quizá no más cierta y fidedignamente. La cuestión de la veracidad en los medios se vuelve un imperativo categórico en esta época. La Wikipedia, la organización del conocimiento más grande que se haya empredido en toda la historia de la humanidad, requiere de constantes ajustes y revisiones debido a que, de hecho, cualquier persona puede ingresar una entrada a la enciclopedia universal. No, este post no es un llamado a establecer nuevas inquisiciones ni a anónimos poderes censores. Aspira a algo más sencillo, pero más imprescindible: la crítica.
La riqueza de fuentes de información no es motivo de rechazo o advertencia fascista, al contrario, es síntoma de libertad. Sin embargo, una era de la información no es ni de cerca lo mismo que una era del conocimiento, y hacia allá dirigimos nuestros esfuerzos. La información consiste en el dato simple, fuera de contexto, de nociones sobre su origen, su función ni su intención. El conocimiento es el systema, es decir, el todo, es el dato dentro de su medio ambiente, su historia, su paradero, es el dato orgánico, la información ecológica, como se dice en ciertos círculos.
Lo que vemos con alarma es la abundancia de información, la pletórica enormidad de datos y la casi nula preocupación por cuestionar su veracidad, con las graves consecuencias que esto puede traer. Los medios de comunciación en su mayor parte, están al servicio de los poderosos, haciendolos pregonar con sistemática insistencia determinados contenidos de información, que a fuerza de ser repetidos, terminan por convertirse en verdades para una amplia capa de la sociedad que no ha podido (o no quiere) acceder a otras fuentes de información ni mucho menos a cuestionar lo que se dice en los medios.
Esta falta de capacidad crítica es peligrosa, pues justifica muchas cosas. Si las personas no son críticas y suelen creer lo que se enteran por los medios, no corroborando tales informaciones, son con mayor frecuencia objetos de múltiples y repetidos engaños. Así, por citar un grave ejemplo, vemos que lso gobiernos emprenden una lucha contra el terrorismo, y la palabra se repite infinitesimalmente todos los días, y en ese discurso agresivo, destructor, necrófilo, xenófobo, se introduce la necesidad de hacer lo que sea para luchar contra el terrorismo, por erradicarlo del mundo, porque atenta contra la libertad y la seguridad. De este modo, las personas que a diario ven noticias sobre secuestros, robos, guerras, atentados, poco a poco va entrando en temor y en ese temor estará dispuesta a aceptar las medidas que los gobiernos consideren como "necesarias" para salvaguardar esa libertad. En los Estados Unidos y en Gran Bretaña, estan medidas incluyen el hecho de que se puede detener a cualquier persona sin una orden de aprensión y sin mediación de juicio alguno, que se puede entrar a cualquier casa y revisarla sin avisos ni permisos de ninguna autoridad y que mucha información personal puede ser utilizada y revisada sin consentimiento de nadie. Cualquier parecido de lo anterior con las medidas tomadas por Hitler cuando subió al poder no son pura coincidencia.
El conocimiento, como furto de la reflexión crítica, nos hace darnos cuenta de la realidad y ver que la realidad somos nosotros y no lo que dicen los medios que somos nosotros. La crítica es un ejercicio indispensable para el conocimiento, permite observar tanto lo propio como lo ajeno, lo similar y lo diferente y transigir con ambas cosas. Nos permite ver los dos lados de la historia, que todas las historias tienen. al hacerlo nos conocemos más y conocemos mejor a los demás y a la realidad. Un escéptico no es el que no cree en nada, sino el que busca que hay detrás de lo que se dice, el que se satisface en las pruebas fidedignas y no se amilana por las dudas. Pero estos son los que menos quieren los poderosos, porque al estar despiertos, intervienen en sus formas de dominio: consumismo, moda, guerra, crisis económicas que ellos mismo causan, medio de comunicación inverosímiles....
Tú ¿te informas o generas conocimiento? ¿Confrontas tus puntos de vista o te encierras en tu enfoque o te adaptas al de los demás? Tú ¿Qué tan despierto estás? Aguas, en esto nos jugamos nuestra libertad...
Colección de miradas, recuerdos, pasiones y pensamientos durante el viaje hacia el más Lejano Occidente
domingo, 28 de diciembre de 2008
lunes, 15 de diciembre de 2008
Miles de estrellas en el boulevard
En el surgir de una ilusión, late más fuerte mi corazón:
son esas cosas maravillosas que nacen de actuar con pasión y decisión
son esas cosas maravillosas que nacen de actuar con pasión y decisión
Todo surgió en un boulevard, justo en la noche de Fin de Año. Era el paseo normal para ver la ciudad iluminada con miles de pequeñas luces antes de la cena. Y justo al pasar por la plaza principal, en medio del más hermoso valse fue que te ví. El baile comenzó al instante, las parejas inundaron el parque, tus ojos perdí de vista. Las notas de la música llenaban de calidez el alma mientras te buscaba y no te hallé, mejor aun tú a mí, justo debajo de un farol de muérdago adornado.
Y em tomaste de la mano y siguendo los compaces musicales empezamos el baile
enmedio de las estrellas del boulevard.
Bailando y mirándonos nos fuimos conociendo, con palabras simples y claros gestos,
almas en sintonía, pasión y alegría.
No terminaba un año, iniciaba una vida.
La luna subiendo está, miles de estrellas en el boulevard,
son esas cosas maravillosas que se llevan en el corazón.
Nunca pensé que podría pasar, nunca pensé que se haría realidad,
pero el milagro pasó y aqui estás hoy.
Una total y genial libertad, un sueño hecho verdad,
un pensamiento fino y singular que me hace bailar.
Un amor de verdad, magia tan especial,
que me eleva del fondo de este boulvard
y me hace a mi soñar.
Y em tomaste de la mano y siguendo los compaces musicales empezamos el baile
enmedio de las estrellas del boulevard.
Bailando y mirándonos nos fuimos conociendo, con palabras simples y claros gestos,
almas en sintonía, pasión y alegría.
No terminaba un año, iniciaba una vida.
La luna subiendo está, miles de estrellas en el boulevard,
son esas cosas maravillosas que se llevan en el corazón.
Nunca pensé que podría pasar, nunca pensé que se haría realidad,
pero el milagro pasó y aqui estás hoy.
Una total y genial libertad, un sueño hecho verdad,
un pensamiento fino y singular que me hace bailar.
Un amor de verdad, magia tan especial,
que me eleva del fondo de este boulvard
y me hace a mi soñar.
domingo, 7 de diciembre de 2008
Lost and found
Hasta las cosas más raras pueden ser encontradas en las oficinas de objetos extraviados o "lost and found" como se dice en inglés. Entre la prisa, el gentío y las distracciones los olvidos y pérdidas de los objetos más diversos son lo común en aeropuertos, estaciones de trenes, terminales de autobús, museos, cines y demás lugares públicos.
Alguna vez he tenido que hacer uso de estos servicios ya que alguna vez perdí mi cartera, alguna persona la devolvió a la escuela donde estudiaba y yo perdí la cartera a kilómetros de distancia. Si bien la anécdota es hermosa y afortunada no será el objeto este ocasión.
Si pierdo algo de mí, no algo físico, sino algo de interior, me gustaría que hubiera una oficina para ello, pero no la hay. Perder algo del interior es un proceso relativamente difícil, por contradictorio que parezca, ya que hay que esforzarse bastante para dejar atrás algo de uno. Hay que ser sistemático y consistente en olvidos, faltas de atención y llamadas de emergencia de nuestra conciencia, advirtiendo que estamos haciendo algo que no nace del corazón, sino por contingencia social. Pasado ya algún tiempo es cuando se de uno cuenta de que ya se es distinto y se ha dejado algo atrás, a veces es algo fácil darse cuenta, a veces no. Los adultos al trabajar, al entregarse al mundo de lo serio y responsable se olvidan luego de jugar y ya no es igual cuando por casualidad se ven en la posibilidad de volverlo a hacer.
Pero imaginemos que si hay una oficina de lost and found para cosas interiores ¿Qué irías a buscar? ¿Qué cosas habría en tal oficina? No se si tal fantasía genere soluciones, pero lo que si se es que de algún modo yo estuve en ella y recuperé algo que pensé que había perdido, y una lágrima rodó cuando lo encontré. Y fue precisamente esa lágrima. El llanto sincero ante los dolores del alma. El llanto de dolor por uno mismo, que nos aleja de la lástima y de la falsa condolencia y nos acerca a la verdadera compasión, a vernos con ternura y respeto, y a dolernos por las faltas y los aciertos, por los daños a nuestra propia persona, y lavar, purificar tales señas con las lágrimas.
Llorar no tiene nada de malo, la ausencia de las lágrimas por lo contrario no puede ser signo de bienestar. Las lágrimas, desde su orignen fisiológico tienen la función de limpiar, ¿por qué no dejarlas cumplir con su función?
Alguna vez he tenido que hacer uso de estos servicios ya que alguna vez perdí mi cartera, alguna persona la devolvió a la escuela donde estudiaba y yo perdí la cartera a kilómetros de distancia. Si bien la anécdota es hermosa y afortunada no será el objeto este ocasión.
Si pierdo algo de mí, no algo físico, sino algo de interior, me gustaría que hubiera una oficina para ello, pero no la hay. Perder algo del interior es un proceso relativamente difícil, por contradictorio que parezca, ya que hay que esforzarse bastante para dejar atrás algo de uno. Hay que ser sistemático y consistente en olvidos, faltas de atención y llamadas de emergencia de nuestra conciencia, advirtiendo que estamos haciendo algo que no nace del corazón, sino por contingencia social. Pasado ya algún tiempo es cuando se de uno cuenta de que ya se es distinto y se ha dejado algo atrás, a veces es algo fácil darse cuenta, a veces no. Los adultos al trabajar, al entregarse al mundo de lo serio y responsable se olvidan luego de jugar y ya no es igual cuando por casualidad se ven en la posibilidad de volverlo a hacer.
Pero imaginemos que si hay una oficina de lost and found para cosas interiores ¿Qué irías a buscar? ¿Qué cosas habría en tal oficina? No se si tal fantasía genere soluciones, pero lo que si se es que de algún modo yo estuve en ella y recuperé algo que pensé que había perdido, y una lágrima rodó cuando lo encontré. Y fue precisamente esa lágrima. El llanto sincero ante los dolores del alma. El llanto de dolor por uno mismo, que nos aleja de la lástima y de la falsa condolencia y nos acerca a la verdadera compasión, a vernos con ternura y respeto, y a dolernos por las faltas y los aciertos, por los daños a nuestra propia persona, y lavar, purificar tales señas con las lágrimas.
Llorar no tiene nada de malo, la ausencia de las lágrimas por lo contrario no puede ser signo de bienestar. Las lágrimas, desde su orignen fisiológico tienen la función de limpiar, ¿por qué no dejarlas cumplir con su función?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)